Capilla o Camarín Iglesia Parroquial Santa María del Reposo

Cuando D. Christobal Casasola acepta el cargo de Mayordomo de la Cofradía de María Santísima de las Angustias y Santo Entierro de Christo el día diez y siete de febrero de 1.737, tras el fallecimiento de su predecesor en el cargo D. Juan Pineda Del Cabo, le entregan como custodio los bienes de la Cofradía y en su inventario se indica: “primeramente la imagen de María Santísima de las Angustias y la imagen del Santísimo Christo, más el retablo que tiene el Altar”. Esta es la primera referencia histórica del lugar donde van a permanecer nuestros Sagrados Titulares por tiempo indefinido.

Posteriormente, durante la mayordomía de Pedro Joseph Carballo (1.769 – 1.789) y coincidiendo con una serie de órdenes llegadas desde el Consejo de Castilla respecto a la supresión de hermandades y cofradías, gremiales o no, que no tuviesen aprobación regia, a las que retiraron sus ordenanzas, la cofradía se fue preparando para ostentar con la aprobación de sus Constituciones de 1.798 (una de las copias se encuentran en el Archivo Histórico Nacional, en la sección de Consejos). Durante estos años, en la Iglesia Parroquial Santa María del Reposo se ejecuta una reforma de gran calado y, al igual que en tiempos actuales, nuestra cofradía colabora en el sufragio de su costo con 1.600 reales de vellón que fueron destinados a pagar al maestro mayor de las obras D. Antonio Figueroa. Aprovechando estas circunstancias, la cofradía lleva a cabo la construcción de un camarín para la Virgen, iniciándose su ejecución en 1772 según las datas recogidas en nuestros libros, con desglose de las distintas partidas, que van desde el pago de jornales al oficial mayor y sus cuatro peones hasta lo más insignificante como la compra de espuertas y otras menudencias para dicha obra.

Durante el año 1773 se continúa con la construcción de su linterna, siendo una partida importante la compra de azulejos. Ya en 1774 se corona la linterna del camarín con una cruz de hierro cuyo coste ascendió a 99 reales de vellón.

Y lógicamente, al ya mencionado D. Antonio Figueroa, maestro de obras de la Parroquial, percibió 500 reales por cuenta de la que ejecutó en el camarín de esta cofradía, recibiendo misma cantidad en el siguiente año y, por finiquito, en 1776 la cantidad de 560 reales. La cofradía percibía limosnas de diferentes hermanos y bienhechores para el pago de la obra, sus cuatros vidrieras, el yeso y, sobre todo, para tallar y enlucir el camarín en su parte interna, cuya labor fue realizada por el maestro Antonio Sevillano vecino de Antequera y, gracias a la colaboración de cuatro oficiales (tardaron 25 días en esta labor) cuyo coste superó los 1.000 reales de vellón, incluyendo incluso la conducción de dicho maestro y oficiales en tres ocasiones de esta Villa hasta Antequera. Las obras continuaron a finales del año 1775 con la hechura y colocación de tres postigos que guardan el exterior e interior, la colocación de ocho mamperlanes para la escalera y la solería. En los primeros meses de 1776 se procedió al estofado del camarín por el maestro Eusebio Jaramillo vecino de la Villa de Estepa cuyo costo ascendió a 450 reales. Y los últimos retoques llegaron en la cuaresma de 1777, con la construcción del altar y la compra de cuatro candeleros, atril y sacras, así como, la colocación de la ventana y su correspondiente cortina con cenefa dorada, dos espejos traídos desde la ciudad de Málaga y dos manteles de Bretaña para el altar. Tras la Semana Santa, concretamente el día 18 de mayo del presente año (1777), coincidiendo con el primer día de la Pascua del Espíritu Santo (Pentecostés), los hermanos de la cofradía dispusieron la colocación, por primera vez, de las Santas Imágenes en el camarín. Para ello, prepararon lo que denominan, por aquel entonces, la fiesta de la colocación: compraron quince libras de cera en velas de ½ libra y de cuarterón por valor de 150 reales, se libró partida presupuestaria de 72 reales para el aviso y convite, y su posterior conducción, del padre predicador Fray Anselmo de Fuentes y Cerrano desde Écija hasta esta Villa para realizar el Sermón para tan señalado día, siendo de 100 reales su data. Igualmente, los libros de actas recogen que nuestros hermanos colocaron las Santas Imágenes en su camarín tras una solemne procesión y posteriormente lo celebraron con júbilo.

Apenas un año después, el día 24 de agosto de 1778, en cabildo celebrado por los hermanos y cofrades de la Hermandad, siendo estos citados para dicho efecto y estando juntos en forma de cabildo como lo hacen de uso y costumbre, presidiendo el acto D. Diego Moreno de Alcántara cura de la Iglesia Parroquial Santa María del Reposo, quien hizo presente a la Hermandad el aumento del culto divino en dicha Iglesia, y que con emulación santa, cada una de las hermandades citas en ella procuraban esmerarse en el culto de sus respectivas imágenes. Para tal fin, D. Diego Moreno de Alcántara conocedor de los fondos que poseía la cofradía, negoció con D. Gerónimo Ruiz, maestro tallista de la ciudad de Antequera, la realización de un nuevo retablo con el deseo de ver las Imágenes Titulares de la cofradía con el mayor culto y decencia. En dicho cabildo se presentó el proyecto por el maestro tallista cuya ejecución se había previsto en tres cuerpos, con un año de trabajo para cada uno de ellos y sufragando 1/3 de la cantidad acordada de 2.600 reales de vellón tras la inspección, reconocimiento y diligencia según el proyecto presentado. Los hermanos, tras la consideración positiva de su mayordomo, aprobaron la ejecución del proyecto. Finalizado el grueso del retablo, le es encargado a D. Francisco Durán, maestro escultor y dorador vecino de la ciudad de Antequera, la realización y posterior estofado de dos Santos y dos ángeles que adornaran el retablo. La hechura del trabajo tuvo un coste de 520 reales pagados en 1783. El dorado total del retablo se concluiría en 1787 y su data asciende a 2.340 reales de vellón. El Mayordomo de entonces, D. Pedro Joseph Carballo, contaba con gran respaldo de la hermandad y del clero, matiz este que se desprende de su largo y fructífero mandato y que en diversos cabildos se constata. Finalmente, en cabildo celebrado el 10 de febrero de 1793 solicita cesar en su cargo pues tenía que dedicar más tiempo al sostenimiento familiar y nombran tras votación a D. Fernando de Alcázar. En su mandato se enriqueció el retablo con cuatro pilastras de madera realizadas por un tallista de Sevilla por data 1.850 reales de vellón en el año 1795. Ese mismo año, por un total de 4.200 reales se doró todo el interior del camarín, cenefas, pilastras y tabla de indulgencias. Posterior a estas fechas, se recogen otras partidas relacionadas a la Capilla y Altar pero, en todo caso, de escasa cuantía y relevancia, dado que se corresponden a pequeñas reparaciones o al mantenimiento propio del lugar.

Damos un importante salto en el tiempo, 239 años después de su construcción, en el mismo templo, la hermandad se reunió para Bendecir la reforma de nuestro camarín y del mismo modo que lo hicieron ellos, en solemne procesión, en respeto a todo cuanto significan nuestros Sagrados Titulares y cada una de las capillas y hermandades que conforman este santo edificio. Nuestro Hermano Mayor, D. Alfonso Casasola Rebollo se dirigió a todos los presentes:

“En Cabildo celebrado con fecha 4 de marzo del año 2011 de Nuestro Señor Jesucristo, festividad de San Casimiro, la Junta de Gobierno aprobó por unanimidad la restauración de nuestra Capilla en la que es nuestra Sede Canónica, la Iglesia Parroquial Santa María del Reposo. Esta fecha marcó el inicio de uno de los proyectos prioritarios de esta Archicofradía, conjuntamente con la restauración de nuestros Sagrados Titulares. Prioritario porque entendíamos el significado de ese lugar dedicado al culto Divino. Prioritario porque queremos ser responsables con tantas señales, lugares o caminos nos lleven a la Fe en Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo gloriosamente Resucitado. Prioritario porque para muchos de nuestros hermanos y creyentes de esta Parroquia, en ese rincón se encuentra la Porta Fidei, la Puerta hacia la Fe. Es el lugar Sagrado donde se encuentran de manera perenne nuestro Santo Entierro de Cristo y nuestra amantísima Madre la Virgen de las Angustias. Hemos tratado de mantener el escenario perfecto donde encontrarnos con nuestros Sagrados Titulares, generando un ambiente de respeto que nos trasmita paz, un marco singular para que lleguemos con nuestras alegrías o nuestros llantos, hemos querido construir con cemento, hierro y pintura, fe, esperanza y humildad.

¨ No podemos dejar que la sal se vuelva sosa y la luz permanezca oculta¨. Como la samaritana, también el hombre actual puede sentir de nuevo la necesidad de acercarse al pozo para escuchar a Jesús, que invita a creer en Él y a extraer el agua viva que mana por su fuente.

Hoy es un día grande en nuestra Hermandad que debiéramos subrayar en nuestros calendarios. Es una efeméride que deja marca en la historia, como así lo hicieron nuestros antecesores. No quisiera finalizar, sin antes dar gracias a cuantas instituciones, empresas y personas, han permitido que hoy, 22 de diciembre de 2011, estemos celebrando este día repleto de sentimientos. Todos ellos han tomado este proyecto como un reto personal, como su obra maestra, cada uno en sus oficios, por encima de presupuestos. Por la ilusión depositada, pinceladas, propuestas, por la emoción del trabajo bien realizado, permitidme ofrecer mi más sincero agradecimiento. Me siento muy orgulloso de haber podido compartir este proyecto con todos nuestros hermanos y hermanas, nuestro equipo de montaje, nuestras camareras, consiliarios, Junta de Gobierno del Santo Entierro de Cristo y María Santísima de las Angustias, sois los que habéis hecho posible llegar hasta aquí hoy. A todos ENHORABUENA “.

Esta reforma consistió en la restauración del retablo exterior sustituyendo todos los elementos de madera por mármol, focalizados principalmente en dos puntos: el Altar y la urna de Nuestro Señor.

Se usó como material principal, el mármol color rojo levante y para los detalles, mármol negro marquina. Las columnas, capiteles y resto de detalles están terminados en pan de oro envejecido. Igualmente se sustituyeron las dos puertas laterales por dos similares a las del resto de la Iglesia.

La mesa de Altar es una auténtica reproducción en mármol rojo levante con las columnas y detalles en mármol negro marquina de la original de madera con la única distinción del plafón central donde aparece gravado en relieve el escudo de la Archicofradía, al igual que en su día, nuestros antecesores lo hicieron en la cúpula. En los plafones laterales reza la inscripción en latín Jesus Christi, Perfectus Deus, Perfectus Homo que significa Jesucristo, Perfecto Dios, Perfecto Hombre.

La mesa de Altar es una losa de mármol de 10 cm de grosor, lo que nos da la resistencia necesaria para poder servir de paso intermedio a la entrada del Señor en su urna.

Este sería el cambio más significativo de nuestro retablo, la sustitución de la urna que procesiona en el trono del Santo Entierro de Cristo por otra construida de mármol y que seguiría el mismo tratamiento que la mesa de Altar. El cerramiento se haría mediante un cristal resistente quedando Nuestra Sagrada Imagen protegida y aislada.

El interior del camarín, en su línea vertical, consta de tres partes, parte central, cúpula y linterna. Todas sus zonas son ricas en yesería. María Santísima de las Angustias sosteniendo sobre sus brazos el cuerpo inerte de Jesús, delante de una Cruz vestida con un sudario, ocupa la posición central del camarín. Esta impactante imagen se encuentra enmarcada por cuatro pilastras rematadas con un capitel de estilo corintio que la unen con la cúpula. Tienen en la base representada un ángel custodio en yesería, que sumadas las cuatro pilastras en cada esquina significa la protección a María. La cúpula igualmente está divida en cuatro partes, la Cruz con las escaleras y sudario y clavada en un monte de rocas representando el Gólgota, justo enfrente, se encuentra las iniciales AM, el anagrama del Ave María. Entrecruzados a estas insignias aparece el Sol y la Luna como representación de la ciudad celeste. La aparición de ambos astros, no se muestran al mismo tiempo a los hombres, por lo que equivaldría a la privacidad momentánea de toda luz. Una especie imposible de eclipse de Sol por la Luna ya profetizado en el Antiguo Testamento (Amós, 8,9) y que motivó que los Evangelios describen como una sombra y vapores que ocultaron el Sol, en una especie de velo fúnebre (Mt.27,45/Mc.15,33/Lc.23, 44-45). El Sol y la Luna aparecen en representaciones artísticas religiosas ya desde el siglo VI.

También pudo inspirarse su autor en el Evangelio de Rábula, donde en una de sus ilustraciones, Jesús, acompañado de cuatro ángeles, se eleva hacia el Sol y la Luna en el momento de la Ascensión. En nuestro caso, Jesús muerto sobre los brazos de su Madre o Yacente en su urna de piedra, los cuatro ángeles de las pilastras y el Sol y la Luna que aparecen en la cúpula.

La linterna comienza con la presencia de cuatro ángeles querubines y rematada con las cuatro vidrieras ya referidas en el apunte histórico de 1776.

¡Virgen de las Angustias, Reina y Madre de Campillos!

Dios Padre te ha elegido antes de la creación del mundo,

para realizar su plan de salvación.

El Hijo de Dios te ha querido como Madre suya.

El Espíritu Santo te ha colmado de dones singulares.

Queremos agradecerte tu amor de madre con cada uno de nosotros.

A Ti, que resides en esta Capilla, encomendamos el pueblo de Campillos;

¡que sea a tus pies una hoguera de fe y de amor!

A tus manos de madre, confiamos nuestras familias,

especialmente aquellas que están en dificultades,

dales la fuerza que necesitan para superarlas y

que pueda vivir en paz y unidad.

No olvides a tus hijos que sufren la enfermedad, paro, violencia, soledad y todo tipo de marginación.

Da a los poderosos unos ojos de misericordia y un corazón abierto,

para que construyan una humanidad nueva

donde reine el amor, la paz, el respeto y la justicia.

Bendice esta Capilla y a esta Hermandad que,

con tanto cariño y devoción, llevan tu nombre;

concédeles un corazón de madre como el tuyo

para que sepan acoger en tu casa a todos los que te buscan.

¡VIRGEN DE LAS ANGUSTIAS, PROTEGENOS CON TU MANTO!

Y  NOS CONSIGAS TU LLANTO, EL AMPARO DEL SEÑOR.

AMÉN.